Sinopsis:
En un juicio sobre asesinato, todo el jurado ve culpable al acusado, excepto un miembro, el jurado número 8, que sembrará de dudas razonables la habitación donde deliberan los doce hombres del jurado con la intención de no condenar a un posible inocente sin haber reflexionado como la situación merece.
Crítica:
El séptimo arte
Un día mi padre me recomendó esta película, un día mi padre compró esta película, un día vi esta película, un día me quedé asombrado por esta película, un día dejé de menospreciar el cine antiguo, un día entré en el mundo del cine de verdad.
Tenía (si no recuerdo mal) unos 11, 12 o incluso 13 años cuando vi esta película por primera vez, realmente fue la primera película de antes de los 80 que me gustó, tampoco mucho, pero me gustó, desde entonces la habré visto por lo menos cinco o seis veces más desde entonces (y no hace tanto tiempo) y cada vez me gustaba más, más y más, lo cual me recuerda que hará más de un año que no la veo, lo que significa que cuando leáis esta crítica posiblemente la habré vuelto a ver. Reconozco que nunca me he fijado demasiado en el aspecto técnico, solo la última vez me fijé un poco en las actuaciones y en el guión, y son francamente brillantes.
El argumento es muy sencillo, 12 hombres en una sala, su misión es decidir si un joven vive o muere en la silla eléctrica por haber matado presuntamente a su padre, parece que todo el mundo lo tiene muy claro, pero siempre tiene que haber alguien que discrepe, siempre...
Sin ninguna duda espectacular producción, no importa su previsibilidad ni su falta de sucesos, solo con ver el excelente guión y las enormes interpretaciones ya se te quita todo tipo de aburrimiento y pasas un buen rato disfrutando como un niño.
Nota: 9,75
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